Oportunidades y riesgos de la IA para un grupo vulnerable frente a la brecha digital y el edadismo.
La inteligencia artificial: ¿empoderamiento o exclusión para las personas mayores?
La inteligencia artificial (IA) está transformando rápidamente la vida cotidiana, integrándose en áreas tan diversas como la atención médica, la banca, el ocio y la movilidad. Sin embargo, este avance no es neutral y plantea importantes desafíos, particularmente para las personas mayores. En España, donde el 31,2% de la población tiene más de 55 años, este grupo enfrenta una doble vulnerabilidad: la brecha digital que dificulta el acceso a servicios esenciales, y los riesgos específicos que plantea esta tecnología, como la discriminación algorítmica, la manipulación emocional y la pérdida de autonomía.
La organización Emancipatic aboga por una IA ética, inclusiva y centrada en los derechos humanos, argumentando que la tecnología debe adaptarse a las personas mayores, no al revés. En este artículo analizamos los riesgos, las oportunidades y las soluciones que esta revolución tecnológica representa para este grupo.
Ciberestafas y manipulación emocional: un riesgo en aumento
La IA ha permitido a los delincuentes sofisticar técnicas de fraude digital, como la clonación de voz. Estas herramientas se utilizan para simular llamadas de familiares, generando situaciones de urgencia emocional que inducen a las personas mayores a realizar transferencias económicas. Según el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), las consultas relacionadas con llamadas falsas con voces clonadas han aumentado considerablemente.
Además, los deepfakes —contenidos falsos generados por IA— son otro riesgo creciente. El Parlamento Europeo estima que, para 2025, se compartirán más de 8 millones de contenidos de este tipo, muchos con fines maliciosos. La manipulación emocional derivada de estas tecnologías resalta la necesidad de educar a las personas mayores para identificar estas amenazas.
Desinformación masiva: el reto de distinguir la verdad
La desinformación es uno de los principales riesgos globales según el Foro Económico Mundial. La IA generativa ha facilitado la creación de bulos que parecen completamente reales, como imágenes, audios y vídeos falsos. Plataformas como WhatsApp, ampliamente utilizadas por personas mayores, se han convertido en vías de difusión de estas fake news.
Ante este panorama, la alfabetización mediática es clave. Emancipatic organiza talleres intergeneracionales para enseñar a las personas mayores a identificar fuentes fiables, verificar contenidos y comprender el funcionamiento de los algoritmos. Estas iniciativas no solo fomentan la inclusión digital, sino que también ayudan a proteger a este grupo de manipulaciones emocionales y desinformación.
Edadismo digital: exclusión y discriminación algorítmica
Los algoritmos de IA, utilizados en procesos laborales, financieros y sanitarios, a menudo excluyen a las personas mayores. Un informe del National Bureau of Economic Research muestra cómo los sistemas de selección automatizada penalizan a los candidatos mayores de 50 años, mientras que un estudio de IE University revela que el 42% de los europeos considera necesarias restricciones éticas para evitar el edadismo en la IA.
Esta discriminación algorítmica puede tener consecuencias graves, como limitar el acceso a servicios esenciales o vulnerar derechos fundamentales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha propuesto un marco ético para prevenir estas prácticas, subrayando la importancia de proteger a los grupos más vulnerables.
Oportunidades tecnológicas: diseñando una IA inclusiva
A pesar de los riesgos, la IA también ofrece grandes oportunidades para mejorar la calidad de vida de las personas mayores cuando se diseña de forma inclusiva. Entre los ejemplos más destacados se encuentran:
- Monitorización de salud: Sensores inteligentes que detectan caídas y controlan constantes vitales, alertando a familiares o servicios médicos.
- Estimulación cognitiva: Aplicaciones como el proyecto ALICE, que adaptan ejercicios mentales al perfil del usuario.
- Hogares inteligentes: Sistemas que ajustan iluminación, temperatura y rutinas según las preferencias individuales.
- Conexión social: Plataformas que facilitan el contacto con familiares y amigos, combatiendo el aislamiento.
Iniciativas como MiCOTI en Valencia y TeleSalud Madrid prueban que es posible aplicar la IA con sensibilidad social y enfoque en las necesidades de los mayores.
La formación digital: clave para la inclusión
La falta de competencias digitales es una de las principales barreras que enfrentan las personas mayores. Solo el 46,8% de quienes tienen entre 65 y 74 años usa internet regularmente, y más del 50% de quienes no realizan trámites online lo atribuyen a su falta de conocimientos, según datos del CIS.
El Marco Europeo DigComp 2.2 define cinco áreas esenciales para la ciudadanía digital, que incluyen seguridad, alfabetización informacional y resolución de problemas. Emancipatic adapta este marco a las necesidades de las personas mayores, logrando que quienes reciben formación aumenten su uso de servicios digitales en un 340% en tan solo seis meses.
Conclusión: hacia una IA ética y accesible
La integración de la IA en la sociedad debe garantizar que nadie quede atrás. Para las personas mayores, esto significa diseñar tecnologías que respeten sus derechos, fomenten su autonomía y promuevan su inclusión digital. Organizaciones como Emancipatic están liderando este cambio con un enfoque centrado en la accesibilidad, la ética y la participación intergeneracional. Solo a través de un esfuerzo colectivo será posible transformar la IA en una herramienta de empoderamiento, no de exclusión.