El pasado nos define, pero no nos condena. Muchas veces cargamos con experiencias que nos marcaron desde la infancia; palabras que nos dijeron y que se quedaron grabadas, miedos que heredamos de nuestra familia o creencias que la sociedad nos impuso. Todo esto influye en la manera en que enfrentamos la vida y, sin darnos cuenta, nos puede impedir avanzar.
Aprender a soltar el pasado no significa olvidarlo, sino liberarnos del peso emocional que nos imposibilita crecer. Es un proceso de autoconocimiento y sanación que nos permite abrirnos a nuevas oportunidades con confianza y optimismo.
¿Por qué nos cuesta tanto soltar el pasado?
Desde pequeñas, nos enseñaron a actuar según ciertos patrones que a veces nos limitan. Tal vez creíste que debías ser "la niña buena" y evitar el conflicto a toda costa. Quizá en casa se repetía la frase: "Las cosas son así y no se pueden cambiar", lo que te llevó a creer que estabas destinada a aceptar cualquier situación sin posibilidad de transformarla.
Los recuerdos dolorosos, las decepciones o incluso los errores que hemos cometido pueden convertirse en cadenas invisibles que nos atan. Nos cuesta soltar porque, de alguna manera, nos identificamos con esos momentos y creemos que nos definen. Pero la verdad es que somos mucho más que nuestra historia.
Para soltar el pasado, primero debemos reconocer qué heridas seguimos cargando. Algunas de las más comunes son: El miedo al rechazo: Si en la infancia sentiste que debías agradar para ser aceptada, es posible que de adulta te cueste tomar decisiones por miedo a decepcionar a los demás. También esté el sentimiento de culpa (y esto da para otro artículo); Muchas mujeres crecen con la idea de que deben sacrificarse por los demás. Esto puede hacer que te sientas culpable al poner límites o al elegirte a ti misma y el temor al cambio: Si creciste en un ambiente donde la seguridad y la estabilidad eran lo más importante, lanzarte a lo desconocido puede generarte ansiedad, incluso si sabes que es lo mejor para ti.
Pregúntate: ¿Qué creencias o experiencias te están limitando? Identificar el origen de nuestros miedos y bloqueos es el primer paso para superarlos.
No puedes cambiar lo que vives, pero sí puedes cambiar la manera en que te afecta. En lugar de ver el pasado como una carga, considéralo como una lección que te ha fortalecido.
Muchas veces evitamos pensar en ciertas experiencias porque nos duelen. Pero reprimir el dolor solo prolonga el sufrimiento. Permítete procesar esas emociones y busca herramientas que te ayuden a sanarlas, como la escritura, la terapia o el poder hablar con alguna amiga con total libertad y sin miedo a ser juzgada.
Si de niña escuchaste que "el amor duele", quizá te encuentres justificando relaciones tóxicas. Si te enseñaron que "hay que aguantar", puede que sigas en un trabajo que no te hace feliz. Reflexiona sobre lo que te inculcaron y date permiso de construir nuevas creencias.
A veces nos aferramos a lo conocido por miedo a lo incierto. Pero cada vez que sueltas algo que ya no te sirve, estás creando espacio para algo mejor. Confía en que mereces nuevas oportunidades y en que estás preparada para recibirlas.
Yo misma, hace poco, he pasado por una situación en la que he tenido que aprender a soltar aquello que no me aporta y no ha sido fácil, pero como os he comentado en artículos anteriores, estoy en este proceso de cambio interno, de amor propio, de reconocerme y priorizarme y estoy disfrutando muchísimo del camino. Yo seguía en mi mundo de darme a todos, de priorizar a todo y a todos menos a mí, de tomarme todo demasiado a la tremenda y una noche tenia un fuerte dolor de cabeza y acabé en el hospital de mi ciudad, en Córdoba, cuando desperté, me dijeron los facultativos que había tenido un amago de ictus, y creme mi querida Eva que me lees, que en ese momento mi cerebro reseteó y fue un antes y un después para mí y decidí empezar este proceso de despertar, de sanación y de priorizarme yo para estar bien yo y por ende, lo estén los que rodean, las personas que quiero y me quieren bien, bonito.
Soltar el pasado no significa ignorarlo, sino aprender de él y elegir conscientemente cómo queremos vivir. Deja de cargar con lo que ya no te pertenece y ábrete a nuevas oportunidades. Recuerda: no eres tu pasado, eres tu presente y todo lo que está por venir.
Hasta una nueva entrega mi querida Eva, gracias por ser y por estar.
Por: María Piña Calderón