Sociedad

Alerta OMS: 1 de cada 8 personas en el mundo es obesa

Tercer encuentro para la creación de una alianza internacional y multidisciplinaria sobre la malnutrición

Según la OMS, desde 1990, la obesidad entre los adultos se ha duplicado, mientras que entre los adolescentes se ha cuadruplicado. En 2022, se registró que 1 de cada 8 personas en el mundo era obesa. En el mismo año, alrededor de 2,5 mil millones de adultos tenían sobrepeso, de los cuales 890 millones eran obesos. A su vez, más de 390 millones de niños y adolescentes tenían sobrepeso, de los cuales 160 millones eran obesos.

Se observa, por tanto, una tasa creciente de obesidad, que coincide con un declive en la adopción de la dieta mediterránea. La tendencia al aumento de peso está correlacionada con condiciones socioeconómicas específicas. La composición genética individual es un factor decisivo en el proceso de aumento de peso, independientemente del estilo de vida de la persona. Las políticas adoptadas hasta ahora por la Comisión UE, como el etiquetado frontal de los paquetes, no están logrando ningún resultado.

Estas son las principales críticas que surgieron del simposio internacional "Malnutrición: un enfoque multidisciplinar", que se celebró ayer en Madrid, organizado por el instituto de políticas y defensa Competere - Policy for Sustainable Development, la plataforma de comunicación e investigación Agrifood Comunicación, en colaboración con el Centro de Estudio e Investigación sobre la Obesidad (CSRO) de la Universidad de Milán y la Universidad Politécnica de Madrid.

«La obesidad es reconocida hoy, a nivel internacional, como una epidemia invisible, que tiene graves repercusiones en la salud pública, las relaciones sociales e interpersonales, la productividad y la economía global, afectando profundamente el bienestar psicofísico de los ciudadanos», explicó Pietro Paganini, Presidente de Competere, al inicio del evento. «Principal causa de mortalidad a nivel mundial, es fundamental intensificar los esfuerzos para promover políticas que favorezcan su reducción, centrando la atención en métodos que permitan a los ciudadanos adoptar un estilo de vida equilibrado y sostenible».

Al evento asistieron y expertos de los campos de la medicina, economía, psicología, sociología y urbanismo, quienes compartieron recomendaciones específicas para desarrollar estrategias innovadoras destinadas a apoyar a los gobiernos nacionales e internacionales en la implementación de políticas de salud pública más efectivas contra la obesidad.

El problema de la obesidad, y más ampliamente del sobrepeso, afecta a un número creciente de individuos en todas las áreas geográficas del planeta. «Por primera vez en la historia de la humanidad se observa un riesgo concreto de reducción de la esperanza de vida, directamente correlacionado con el aumento generalizado del peso en la población», afirmó Paganini.

La mejora de las condiciones socioeconómicas y la mayor disponibilidad de alimentos calóricos, de lo cual debemos estar satisfechos, han contribuido a un aumento del peso corporal y, por ende, al surgimiento de enfermedades asociadas a dietas incorrectas y estilos de vida insostenibles.

El problema de la obesidad no se debe exclusivamente a la ingesta excesiva de calorías, sino que es, sobre todo, el resultado de una compleja interacción de causas, entre las que se incluyen: la alimentación y los estilos de vida, la calidad, cantidad y frecuencia del consumo calórico, junto con el gasto energético; numerosos aspectos del estilo de vida como el estrés, la calidad del sueño, el estado emocional y la ingesta de medicamentos; factores socioeconómicos y relacionales, las condiciones económicas y las dinámicas sociales; genética y metabolismo, y por tanto, las predisposiciones genéticas y las variaciones metabólicas individuales.

Cada una de estas macro categorías está influenciada por subcategorías aún más específicas e individuales, destacando la necesidad de personalizar el enfoque del problema.

Las políticas implementadas hasta ahora, como por ejemplo los sistemas de etiquetado nutricional frontal, no han logrado los resultados esperados, limitándose a obtener consensos superficiales. El análisis de los datos y la evidencia de su fracaso subrayan la urgencia de revisar los enfoques políticos, cambiando el foco de soluciones generalizadas a intervenciones más específicas y personalizadas. Al contrario, han demostrado favorecer consecuencias negativas y peligrosas no intencionadas.

Ante estos desafíos, es esencial repensar las estrategias de salud pública, concentrándose en las necesidades individuales para abordar eficazmente la obesidad. Con el progreso tecnológico y la evolución de la medicina personalizada, hoy disponemos de las herramientas necesarias para implementar soluciones a medida que puedan adaptarse a las especificidades de cada individuo, abriendo nuevos caminos para una lucha más efectiva contra esta epidemia invisible.

«Según la OMS, la obesidad es el problema sanitario más urgente para la comunidad internacional.» Indicó Michele Carruba, Presidente del Centro de Estudio e Investigación de la Obesidad de la Universidad de Milán. «La obesidad debe ser abordada como una pandemia, cuyos índices de crecimiento son impresionantes, pero también como una sindemia, es decir, una patología que se agrava cuando se sobrecarga con otras condiciones físicas (por ejemplo, el sedentarismo o las infecciones post-Covid). Es necesario darse cuenta de que la obesidad ha superado ya a las enfermedades relacionadas con la malnutrición por defecto. En la práctica, se muere más por exceso de comida que de hambre. Sin una intervención inmediata, que prevea la creación de un sistema integrado de prevención, las patologías relacionadas con la obesidad ya no serán económicamente sostenibles para los sistemas de salud nacionales.»

Por su parte, Felipe Casanueva, profesor de medicina en la Universidad de Santiago de Compostela y responsable del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago, afirmó que «la obesidad es una grave enfermedad crónica, que ya no puede ser tratada solo por científicos y médicos. El número de adultos, adolescentes y niños con sobrepeso ha crecido tanto que es necesaria la voluntad política para abordar esta situación, como se hizo con la ley antitabaco. Es un problema que debe ser abordado con un programa transversal, multidisciplinario y, sobre todo, multipartidista.»