Noche de Labios y Copas. Noche de Piña y Alvear. Noche en el Averroes por José M. Rosario.

Aún sentimos, de forma extraña, que las noches son agradables. Noches que nos llevan a pasear, a conversar o a cenar en buena compañía.

También son noches propicias para asistir a actividades culturales o gastronómicas.

Mi buena amiga, Elena, no hace mucho me invitó a que asistiera a una presentación de libros. Cómo siempre se lo agradecí e intenté, como a todas las invitaciones que recibimos en la revista, que alguien asistiera del equipo.

Siempre es un placer estar en un hotel, que se preocupa por la cultura, que nos tiene cedido sus espacios como platós de BSNGONGORATV y que Marlem Cantón está promoviendo, a través de exposiciones de jóvenes con muchas ganas.

Pero, tengo que reconocer, que un poco, no me había informado de mucho más sobre la presentación. La autora, si una amiga desde hace años, pero poco más.

Ahí empezó mi agradable sorpresa. No iba a ser una noche normal de libros y editoriales.

Era una noche de susurros y paladares, una noche de erotismo literario, música envolvente y palpitaciones gustativa.

María Piña nos llevó a través de su cálida y dominicana voz —ellos y ellas no hablan, enamoran los oídos— hacia ese calor que solo la buena poesía cargada de magnetismo nos hace volar y sentir.

Inmaculada Luque, en este caso, imprescindible compañera de este viaje de sensaciones nos paseó por el mundo de Bodegas Alvear, el mundo de las sensaciones en boca y del buen gusto en la elaboración de caldos en Córdoba. La Música de Brown y Almudena, imprescindible final de ésta con el laud, aderezaron esos momentos de vivencias y paciencias que la autora presentó.

Un grupo, seleccionado, disfrutó de esa noche en un hotel de encanto, en un espacio como “el tablao” o “la cueva” reservado para momentos de pasión, para momentos íntimos.

Las frases pasearon por nuestros oídos con la fuerza del magnetismo de la autora, el vino nos envolvió, creando sensaciones en nuestras papilas. La música puso su granito para que la noche, para muchos, empezara como mágica. Quizás, después, continuara como ardiente.

Al fin fue esa noche donde la poesía y el vino nos envuelve, llevándonos por senderos de emociones. Noches, como otras que irán viniendo que Elena, la del Averroes, no para de promover.

Gracias.