La Noche Blanca fue mucho más que Rosalía. El flamenco estuvo en El Compás de San Francisco.

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 Rios y ríos de tinta se han volcado y seguirán, seguramente, derramándose sobre la Noche Blanca del Flamenco 2019 en Córdoba.

Miles, o cientos de miles, son las quejas que ha supuesto la contratación para este evento de la cantante Rosalía. Muchas son las voces, desde distintos ámbitos, que no entienden mucho que un evento flamenco se incluyera a esta cantante.

Pero, afortunadamente, anoche si hubo flamenco y con la unanimidad absoluta de todos. Incluso vivimos la fusión arábigo-flamenca que, en cierta medida, confirma las teorías de algunos estudiosos.

Mujeres Mediterráneas iniciaron una noche que hizo que nos enlazáramos con nuestros vecinos del sur, los sones más flamencos se filtraron de quejíos  del norte de África. Cuatro mujeres que consiguieron trasladarnos a través de nuestra música más ancestral hacia noches de luna llena, oasis y dunas de arena.

Cuatro mujeres con una trayectoria impresionante en el arte flamenco. Pilar Alonso, profesora y fundadora de diversos cuadros flamencos. Nacida en baza (Granada) es la guitarrista de este conjunto que consigue llenar la noche de Córdoba.

Mixtlán Salomón, es una flautista y saxofonista argentina muy unida a la ciudad califal por lazos familiares. Inició su relación con el flamenco hace diez años y hoy es profesora de flauta flamenca.

Ana Sola, también de Baza, es la voz flamenca del grupo. Un amplio recorrido de giras por varios continentes la avalan en su buen hacer.

Por último, el eslabón que une Andalucía con el norte de África. Habiba Chauof.  Nacida en Casablanca y que encontró su pasión por el flamenco en las calles de Granada. Hace menos de un año actuó para SM La Reina Letizia.

“El universo musical de Mujeres Mediterráneas se entrelazan ritmos orientales y andalusíes entre armonías, coplas flamencas, cantos árabes y melodías sefardíes”. Estas cuatro mujeres consiguieron arrancar los oles, los vivas y otra, otra, otra de los cientos, casi un millar, de amantes del verdadero flamenco.

Las dos y media de la mañana era la hora señalada para que la luna que se asomaba al balcón del cielo disfrutara de flamenco tradicional, flamenco de siempre, pero flamenco en manos de una mujer que lo hace fluir por las 88 teclas de su piano de cola.

Rosario Montoya, la reina gitana, la emperatriz del piano flamenco, subió al escenario del Compas de San Francisco. Y ella, única, genial, increíble inició su concierto con el fin de fiesta. Solo alguien que sabe y siente tanto nuestra tierra puede hacer eso. Y Córdoba se llenó de Jerez, los sentimientos de Cádiz se unieron con las pasiones de Córdoba en una noche que lo tenía todo.

Muchos, muchas, no olvidemos que esta noche era dedicada a la mujer, se sorprendieron de aquel piano que hacía vibrar el antiguo claustro de los franciscanos cordobeses. Siglos de historia han pasado para que al final aquellas piedras, arcadas, se impregnaran de la belleza que significa el flamenco más tradicional interpretado por una mujer de raza en un piano de cola.

La jerezana desgranó, para una plaza llena de almas que querían vivir la experiencia mística que puede significar el flamenco, parte de su disco “Muchelumbre”. Un CD, que como todo lo que hace esta mágica interprete, sale de su alma y de sus sentimientos más primarios.

Rosario, acompañada por dos bellas voces flamencas, un impagable violinista flamenco y una percusión que llena el escenario consiguió que a todos se les erizara el vello de su piel.

El flamenco, indiscutiblemente, si estaba en el centro histórico. En esta y otras plazas. Los amantes de nuestra música, aquellos que efectivamente la aman, la oyen y la disfrutan, se alejaron mucho de la Avenida de Manolete.

Rosalía, es un fenómeno de masas. No hay dudas. Si las hay sobre si es flamenca, si era el sitio y si era el coste el necesario para esta Noche Flamenca.

Está claro que la despedida, del antiguo consistorio, ha querido ser a lo grandes, gastando lo que dijeron que jamás gastarían. Lo que seguro que no ha sido lo flamenca que debía ser.

Desgraciadamente, con actos como estos se visualiza que los eventos de siempre, referentes de la ciudad, están perdiendo su esencia. Esperamos que Noche Blanca Del Flamenco y El Festival de la Guitarra vuelvan por los derroteros que tanto bien hicieron por esta ciudad.

Es sorprendente, para finalizar, que este ayuntamiento, saliente, haya gastado el mismo dinero en una sola artista que el presupuesto anual de las anteriores noches. Y ello, sólo, para que 10.000 cordobeses puedan disfrutar de esa actuación. Parece que tenían claro que no todos tenían derecho a disfrutar de la inversión de la ciudad en flamenco.